He tratado de palpar tu piel
de sentir lo que tus ojos muestran
cuando miran el infinito
lo lejano que está tu corazón
en su silencioso latir
que se acelera ante las letras
los retratos, la música, el silencio
el silencio entre los mensajes
el tiempo detenido en un deseo
en la espera de algo
de alguien que abrigue tu alma
que acaricie tu mejilla
de alguien que te abrase
y te haga temblar
como lo hace el verso extraviado
allá atrás del horizonte
donde no lo ves, donde existe
pero realmente no es,
es sólo un deseo,
un deseo que no se materializa
un deseo que no seca tus lágrimas
un deseo que no desayuna contigo
un deseo que no se acuesta contigo
un deseo que se impregna en tus sueños
y da escalofríos en la madrugada
y te saca sonrisas y murmullos mientras duermes
es ahí cuando tu oración llega directo
al medio del infinito, donde llegan las oraciones
y regresan en cometas y estrellas fugaces
y se pasean por el marco de tu ventana
y alientan tu corazón y ese deseo se encarna
y camina por la calle de tu vecindario
y golpea tu puerta, y entra en tu vida
porque así lo quisiste, porque lo esperaste
como un niño espera la navidad
y se dio como en un cuento de hadas
de príncipes y princesas, castillos y dragones
más no te duermas en la espera
ni te aflijas por el tiempo
porque con el sol llega un nuevo día
y cada segundo, trae vida
y uno de esos segundos
sea el tiempo de tu amanecer
solo para ti, dedicado por Dios
para el resto de tu vida…
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