miércoles, 22 de junio de 2011

OJOS



Sus ojos eran tan grandes y brillaban con tal presencia, tenían la luz que ningún astro podía opacar en el negro inmenso de sus pupilas, con un solo punto luminoso que reflejaba mucha energía desde su interior; por primera vez no pude descifrar sus pensamientos ni el significado de aquella mirada.
Por un instante me adentré de algún modo en un mundo con cielo oscuro y superficie golpeada por una lluvia permanente de lágrimas y truenos que retumban en el cielo como lamentos; donde el viento era el único que en instantes conversaba conmigo, y en los que no, me abrazaba silenciosamente y me azotaba contra el suelo una y otra vez tratando de agotar la fuerzas que tenía en mis piernas para mantenerme en pie y de los brazos el esfuerzo para levantarme; tan solo piensas y cuentas el tiempo que durará esa luz cada vez más pequeña, opaca y distante, , hasta extinguirse por siempre,  y me quedo en la nada torturado por cada gota de lágrima que golpea mi cabeza y con su sal me recuerda las heridas de cada caída, en mi continua búsqueda de la luz que me iluminó cuando la tenía frente a mí. También me sentí impávido, cuando por la mitad del estrellado firmamento tan azul como negro, cruzó ante mis ojos el meteorito desfigurado por la agresividad de su recorrido, marcando claramente la apariencia de calavera sonriente con cabellera de fuego, tratando de clavarse en lo más adentro de mi corazón y así matar el sentimiento que sin ser correspondido se ha hecho presente en medio de mi cuadro imaginario o mundo realmente vivo, paralelo, que se enmaraña en mi cerebro con malicia. El latir del corazón hizo que mis oídos semejaran tambores que querían estallar y comencé a temblar, mi cuerpo continuaba sacudiéndose durante el tiempo que me aplastó su mirada.
Cuando desperté de aquel letargo seguía a su lado empequeñecido por mi viaje al interior de sus ojos; tan solo tuve fuerzas para despedirme y con una mirada que disimulaba una despedida, sentenciaba al mismo instante un sentimiento de soledad, por lo menos hasta la noche que talvez pudiera encontrarse conmigo, y tratar de entender lo que no me dijo y todo lo que yo tuve que imaginar debido al silencio que marcó aquel encuentro y que hizo que el deseo de volverla a tener frente a mí, alargara las noches donde me era imposible conciliar el sueño, noches en las cuales vivías en mi mente entre recuerdo de encuentros pasados y posibles encuentros.

FIN

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