Dejo que el viento
y la penumbra formada
se lleve el pensamiento
que aun no imaginaba
evaporando el licor
que espera impaciente
el mismo instante
de terminarnos mutuamente
paciencia estúpida por nada
de la verdad latente
en la que llega la muerte
en mi mente sin forma
sin motivo aparente
para en la mesa sentarse
o bebérmela en mi copa
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